lunes, 6 de junio de 2011

CUENTO

EL POETA
            Sentado frente a su mesa de madera corroída, donde descansan desordenados un montón de hojas y de libros que no terminó de leer, el poeta tiene fija su mirada perdida en el vacío, o eso parece. No es capaz de hilar pensamientos, éstos ruedan despedazados sin que él pueda hacer algo al respecto.
            La impotencia de vivir su nada, lo mantiene sentado en la silla sin saber desde cuándo.
El tiempo parecía haberse detenido y podía percibir la quietud absoluta del universo como un tormento más.
            En el preciso momento en que el ocaso era herido por un relámpago, asomaban en raídos postigones los fríos ojos del mundo, observando cómo se dibujaba un rictus amargo en el rostro del hombre. Lo aturdían las silenciosas voces del pasado, mientras esqueléticas palabras desaparecían entre la niebla celeste.
            La hoja en blanco le golpeó la cara y la muerte dio vuelta la página.

Ana Coll

2 comentarios:

  1. Si tuviera paciencia y fundamentalmente disciplina, ya me estaría yendo pal paisito a hacer taller, pero carezco de ambas. Escribo, sólo porque la poesía manda. Eso es todo. Hermosamente escrito. Besos.

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  2. Menos mal que la poesía manda!!! Gracias por el comentario, besos.

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